Es Noviembre y nosotros ya empezamos a sentir como el ambiente va cambiando. Poco a poco sentimos esa emoción y alegría que caracteriza a la navidad.
Los parques, centros comerciales y tiendas están empezando a alistar decoraciones navideñas, regalos y arbolitos de navidad.
La verdad no puedo esperar para colocar el árbol de navidad,para poner las luces, para todas esas cenas en familia que vendrán por estos días, el sonido de los cascabeles y los villancicos. También las salidas con amigas y los paseos con mi mamá para ver las luces en lugares como el parque nacional, la séptima o ver Bogotá desde el mirador de la calera.
Yo veo esta época del año como un descanso de todo el estrés durante el año, durante la navidad puedo hacer muchas cosas que me gustan y por eso a mi me parece la época más feliz del año, además de que todos son un poco más felices por el simple hecho de ser navidad.
Recordamos a la navidad por ser un momento el cual pasamos con nuestra familia pero... ¿En que momento todo se volvió tan material?, ¿en que momento dejamos de pensar en ver a nuestra familia y empezamos a centrarnos sólo en los regalos?
Poco a poco hemos perdido el verdadero significado de la navidad. Ya no hacemos regalos a los demás para hacerles sentir que los apreciamos, lo hacemos por obligación. Sin esa buena energía, un regalo, por muy caro que sea, no vale nada. Eso es otra cosa, ahora nos centramos en el precio de las cosas que nos dan en lugar del detalle que tuvo alguien al dárnoslo y eso es algo demasiado triste, ya que no siempre nos van a dar las cosas más caras porque simplemente la situación económica no da. El valor de un regalo no te dice cuanto te quiere esa persona.
Lo que nos une como familia, es aceptar que siempre estaremos unidos en los momentos buenos y en los malos apoyándonos sin importar las cosas materiales. Lo material pasa a segundo plano cuando tenemos verdadero calor hogareño y amor.


